Borrell denuncia que Israel usa el hambre como arma de guerra
Los ministros de los 27 descartan revisar el acuerdo de asociación con Tel Aviv, como pedían España e Irlanda, pero aprueban más sanciones a Hamas y los colonos violentos de Cisjordania.
Josep Borrell ha sido, desde el primer día, la figura internacional que más alto, más claro y de forma más tajante se ha pronunciado sobre lo que desde octubre sucede a ambos lados de la Franja de Gaza. Él, como el socialista que pasó un tiempo de su juventud en un kibutz, denunció con total contundencia la salvaje matanza perpetrada por Hamas el 7 de octubre, incidiendo una y otra vez en el derecho a la legítima defensa de Israel y en que hay que apartar al grupo terrorista del mando en la Franja. Pero también ha sido el que más veces, en más foros y con un lenguaje al que no se atreve casi ningún dirigente de Europa o América del Norte ha denunciado la respuesta de Israel y pedido un alto el fuego.
Este lunes, en Bruselas, el veterano político español, responsable de la diplomacia comunitaria, lo ha hecho una vez más denunciando que el Gobierno de Benjamin Netanyahu está usando el hambre como arma de guerra y ha convertido "lo que antes de la guerra era la mayor prisión a cielo abierto del mundo" en "el mayor cementerio al aire libre. Un cementerio para decenas de miles de personas, y también un cementerio para muchos de los principios más importantes del derecho humanitario", ante la pasividad y complacencia de la comunidad internacional.
"Vengo de Washington y me atrevo a decir que Israel está provocando una hambruna. 'Oh, ¿Cómo dice eso, qué pruebas tiene?', dirán. ¿Qué pruebas tengo? Cientos de camiones están esperando para entrar [a Gaza], y es absolutamente imperativo hacer que los pasos funcionen de manera efectiva y abrir otros. Es sólo una cuestión de voluntad política, Israel tiene que hacerlo. No es una cuestión de logística. No es porque la ONU no haya brindado suficiente apoyo. Los camiones están parados, la gente está muriendo mientras los cruces terrestres están cerrados. Mandamos ayuda en paracaídas a un lugar que está a una hora en coche del aeropuerto más cercano. Esto es inaceptable. El hambre se utiliza como arma de guerra. Sí, el hambre se utiliza como arma de guerra. Digámoslo", ha denunciado Borrell en la capital belga. Primero en una conferencia internacional sobre ayuda humanitaria y luego a su llegada a la reunión de los ministros de Exteriores de los 27.
De hambre han hablado en las últimas 48 horas dos de las figuras europeas más reacias a criticar a Israel, en público o privado. Lo hizo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, desde Egipto durante el fin de semana. Y lo hizo incluso el canciller alemán Olaf Scholz, asegurando que "no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo a los palestinos morir de hambre". Sin acusar o responsabilizar a Netanyahu directamente, pero diciendo que la situación no se podía tolerar. Las palabras de Borrell, sin embargo, han sido repudiadas de inmediato por el gobierno israelí, que le ha exigido que "pare de atacar a Israel y reconozca nuestro derecho a la autodefensa contra los crímenes de Hamas".
Borrell ha puesto este lunes sobre la mesa la petición de España e Irlanda de que se estudie si las acciones de Israel justificarían la suspensión de algunas de las partes del acuerdo de asociación con la UE. Hay otras capitales que quieren usarlo como elemento de presión, pero el núcleo duro que apoya sin fisuras a Tel Aviv, encabezado por Berlín pero también Budapest o Varsovia, no quiere ni oír hablar del tema.
"Dos Estados miembros pidieron que se analizara el punto de vista del Acuerdo de Asociación y he pedido a los ministros que debatan al respecto en un debate de orientación política. No estamos hablando de una suspensión total del Acuerdo de Asociación, esto sería algo que debería proponer la Comisión Europea. Estamos hablando de la dimensión política basada en el respeto del derecho humanitario y de los principios humanitarios (artículo 2 del Acuerdo de Asociación). Corresponde al Alto Representante preguntar a los miembros del Consejo qué piensan y ver cuál será el resultado", ha explicado Borrell. La respuesta ha sido clara: "no es la vía adecuada", en palabras de la ministra de Exteriores germana.
"La presidenta de la Comisión Europea va a contestar a esa carta remitida por los gobiernos de España e Irlanda. Los servicios están trabajando al respecto. Yo he propuesto usar el Consejo de Asociación que tenemos con Israel para mantener un diálogo, pero no ha habido acuerdo en torno a la mesa. Pero sí lo ha habido para invitar a nuestro colega de Israel para mantener un diálogo con él en el próximo Consejo de Asuntos Exteriores", ha explicado el español José Manuel Albares. "Borrell nos ha dado explicación detallada sobre qué partes le corresponden a la presidenta de la Comisión o qué hacer cuando haya orientación por su parte y qué partes puede proponer él mismo sobre la base de la Política de Seguridad Común. Y hemos tenido un debate más a fondo sobre la posición humanitaria. Veo a muchos países acercándose a una posición que en diciembre estaban España y un pequeño grupo de países nada más. Son buenas noticias pero van demasiado lentas", ha añadido el ministro español.
Los ministros han llegado eso sí a un acuerdo este lunes para imponer más sanciones. A Rusia por la muerte de Navalny, pero también a Hamas por los atentados del 7 de octubre. Igualmente, y tras superar enormes dudas, la UE ha por fin seguido el ejemplo de EEUU, Canadá. Reino Unido y lo que habían hecho algunos miembros ya a título individual, imponiendo sanciones a seis colonos por la violencia instigada en los territorios ocupados, en Cisjordania.
Es mucho menos de lo esperado, menos de lo que han hecho otros, pero el proceso ha sido muy complicado. Fue imposible en enero y febrero y difícil ahora, ya que había capitales que preferían no hacerlo el mismo día en que se castigaba a tres cargos de Hamas. Para que no pareciera que ambas cosas son exactamente lo mismo.